7 comentarios en “Antonio Banderas conoce la Matrix y reivindica a Hugo Chavez

  1. NOSOTROS LAS PERSONAS QUE VIVIMOS EN VENEZUELA EXORTAMOS AL SENOR BANDERAS QUE SE MUDE A VENEZUELA CON SU FAMILIA, PARA QUE VIVA UNA VIDA ROBOLUCIONARIA CON SUS CAMARADAS QUE ESTAN MANDANDO, SI EL MUY MISERABLE DE ANTONIO BANDERAS NO TIENE DINERO PARA COSTEARSE SU PASAJE NOSOTROS HUMILDEMENTE HAREMOS UN SACRIFICIO PARA PAGAR SU BOLETO CON DESTINO AL PARAISO LLAMADO REPUBLICA BOLIVARIANA CAGADA DE PENEZUELA, AQUI VERA COSAS MARAVILLOSAS, VERA QUE VIVIENDO SOBRE UN LAGO DE PETROLEO SUS CALLES Y CARRETERAS PARECEN PICAS, TAMBIEN VERA EL CRIMEN DIARIO, LOS ABUSOS DE LAS AUTORIDADES, EL ESTADO DE LOS HOSPITALES, LO CARO DE LA COMIDA, TAMBIEN CONOCERA A LOS MAS DESTACADOS LADRONES DE LA ROBOLUCION QUE LLEGARON AL PODER SIN NADA Y AHORA SON RICOS Y MILLONARIOS, COMO EL SENOR DIOSDIABLO CABELLO CON SUS HATOS, EL HERMANO DEL DIFUNTO CHAVEZ, ADAN CHAVEZ CON SUS MAS DE 15 MIL GANDOLAS, RAMIREZ EL CAPO DE PDVSA COMISIONES DE A MILLON DE DOLARES POR CONTRATOS, LAS HIJAS DEL DIFUNTO CHAVEZ QUE DISFRUTAN DE LAS MIELES DE LO MAL HABIDO Y HEREDADO DE SU PAPI, LAS CUPULAS MILITARES CON EL CONTROL DE LA DROGA EL ORO DIAMANTE, Y PADRINOS DE LA DELINCUENCIA COMUN, NO LO PIENSE SENOR BANDERAS VENGA ESTA CORDIALMENTE INVITADO AL PARAISO DE LOS CORRUPTOS.

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  2. Rebelión

    A los trolls pagados por Capriles y la gran mafia internacional decirles que mienten más que hablan,que odian la reducción objetiva del empobrecimiento en la República Bolivariana de Venezuela y que deberían quitarse el veneno de su sangre.

    LA LUCHA SIGUE !!!

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  3. Hace diez años que no juego al ajedrez.
    Me apasionó desde mocoso, cuando mi padre me enseñó que la decencia de una partida era semejante a la de la vida. Es curioso… Ahora que lo pienso, creo que jamás le gané, ni siquiera cuando tuve la petulancia de ejercer como profesor de ajedrez durante dos años. El genio natural de mi progenitor se imponía a toda estrategia. Y sí, tenía razón: el ajedrez se parecía demasiado a la vida.

    Las aperturas (abiertas, semiabiertas, cerradas o de flanco) eran la forma que tenían los contendientes de salir de su útero para encontrarse; los sistemas de defensa o ataque, una actitud ante el mundo; el medio juego, una madurez a la que se llegaba con demasiadas heridas; el final, una agonía que se podía retrasar o un golpe de gracia que, inexorablemente, habría de darse. Jaques, sacrificios, celadas… Y la soledad de un rey que, de tanto sospechar, intuir o ver, perdía algo más que su prestada corona. ¿A quién queríamos matar? ¿De qué huíamos? El ajedrez era una suave aflicción, una vacuna contra el dolor luminoso de los días y el oscuro desconsuelo de las noches.

    A diferencia de los naipes o la política, en el ajedrez no se puede ir de farol. Los dos contendientes saben lo que hay o lo que puede venir. No se mienten. Y llegados a cierto nivel, las malas artes son un indicio de flaqueza que se termina pagando con la vida.

    En la vida pública española faltan ajedrecistas y sobran trileros. La posición de las piezas se esconde tras sonrisas innobles, se permiten jugadas ilegales y se engaña por hábito. La mentalidad de un jugador de ajedrez ya no sirve para sobrevivir en nuestra sociedad.

    Hace diez años que no juego al ajedrez. Su significado último se impone sobre cualquier otra consideración. Borges lo tenía muy claro:

    También el jugador es prisionero
    (la sentencia es de Omar) de otro tablero
    de negras noches y de blancos días.

    Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
    ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
    de polvo y tiempo y sueño y agonías?

    Si somos el sueño de un dios que, a su vez, es soñado, ¿quién no nos dice que, en nuestros sueños, somos responsables de otros universos? ¿Quiénes mueren y quiénes triunfan, quiénes aman y quiénes odian en nuestra trama onírica? ¿Nos mirarán, nos harán ofrendas, nos pedirán que cese esto o aquello? Sólo podemos desear que no, que esa responsabilidad no caiga sobre nuestros párpados cerrados

    Miles de años antes que Borges, en el “Rig Veda” se podía leer:

    ¿Quién lo sabe con certeza? ¿Quién lo afirma?
    ¿De dónde nació, de dónde procede la Creación?
    Los dioses son posteriores a la creación de este mundo…
    ¿Quién puede, pues, saber los orígenes del mundo?
    Nadie sabe de dónde surgió la Creación
    o si Él la ha hecho o no la ha hecho,
    El que todo lo vigila desde los altos cielos.
    Sólo Él lo sabe. O quizás no lo sepa.

    La humildad subyacente en este texto hindú debiera inclinarnos a la reflexión. ¿Quiénes pueden creerse en la posesión de la verdad cuando ni a los dioses se les concede ese atrevimiento?
    España se ha cerrado en lo necesario. Sólo existe el dios de lo necesario. Sus profetas te dicen que esto es así o asá sin otro argumento que su necesidad. Hasta las víctimas que se van quedando por el camino se vuelven necesarias.
    La partida de ajedrez entre necesarios e innecesarios acaba de comenzar. Y los contendientes ni siquiera saben a que están jugando. Y cuando lo sepan, habrá decretos que les cambien las reglas. Y cuando se adapten a ellas, habrá nuevos giros y conveniencias.
    Los políticos de lo necesario son el mayor peligro del siglo XXI. Su finalismo es un dogma: no pueden equivocarse. Son más listos que El que todo lo vigila desde los altos cielos. A esa seguridad le ponen el nombre de convicción. Y se les alaba por ello. Los muertos necesarios de sus políticas son las piezas que quedan al margen de un tablero distorsionado. Yo les llamo psicópatas.

    Hace diez años que no juego al ajedrez.

    Ricardo García Nieto.

    http://lacomunidad.elpais.com/ricardogarcianieto/2013/11/21/hace-diez-anos-no-juego-al-ajedrez

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  4. LA ESPAÑA DE LOS SIMIOS
    El momento más trascendente de la historia de España cuenta con protagonistas simiescos. Me refiero a los políticos. Asomarse a los periódicos es ver una obra de gravedad calderoniana interpretada por gorilas. Los nuestros mastican las leyes, las escupen, las machacan con sus manos y nos las hacen tragar cual si fuéramos de su misma especie. Pero no. No somos como ellos.
    La palabra gorila deriva del griego γόριλλαι (gorillai). Aparece por vez primera en el “Periplo de Hannón” (siglo V a.C.), almirante cartaginés que zarpó de Cartago y llegó, bordeando la costa africana, al golfo de Guinea. Allí, los salvajes gorillai atacaron los navíos. Y los cartagineses se defendieron: “y no logramos apresarlos –decía Hannón- porque se escaparon trepando por los riscos y rechazándonos con piedras”. Siguiendo con el símil, ¿no se escapan los corruptos que nos gobiernan trepando por los riscos de la justicia? ¿No hacen uso de las leyes cual si fueran armas, piedras que arrojasen sobre nuestras cabezas?
    Nuestra civilización ha dejado el poder en las manos de unos cuantos gorilas. Su característica más notable es ilegalizar al ser humano, sitiarlo con las leyes, someterlo.
    Pierre Boulle escribió su “Planeta de los simios” en 1963. Retrataba un mundo en el que los gorilas eran la clase política, empresarial y militar. Dirigían su sociedad con altanería y escasa fluidez intelectual. Y cuando escribían libros, se preocupaban más por la forma que por el contenido. ¿A qué nos suena todo esto?
    Pierre Boulle hizo un viaje en el tiempo desde 1963 hasta nuestros días, poniéndonos delante de los ojos una distopía (δυς, malo; τόπος, lugar), una sociedad indeseable y, por desgracia, demasiado parecida a la que soportamos.
    Ulises Mérou, el protagonista de la novela, emprende su odisea para comprender el origen de la civilización simiesca y se descubre a sí mismo como el último hombre.
    Somos incompatibles con un mundo sin derechos humanos. En esa incompatibilidad, hemos de reconocernos los últimos ciudadanos libres.

    Ricardo García Nieto.

    http://lacomunidad.elpais.com/ricardogarcianieto/2013/11/23/la-espana-los-simios

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